En estas señaladas fechas de grandes emociones de unos, creencias de otros e inapetencia de los menos, os queremos manifestar nuestros mejores deseos para el nuevo año. No sin antes remontarnos a sus inicios y hacer un recorrido por la historia de la Navidad y su tradición.
Esta festividad y el solsticio de invierno siempre han ido de la mano. Entre los paganos, el festejo de esta estación se conoce como Yule, un símbolo esperanzador que sostiene la idea de que detrás de cada fin siempre hay un comienzo nuevo.
No fue hasta el siglo IV cuando el Papa Julio I decidió superponer la celebración de la Navidad cristiana a los antiguos mitos del invierno. Por esto, muchas tradiciones que actualmente asociamos a la Navidad, como decorar el árbol o los regalos, tienen su base en ritos de Yule.
Sin lugar a dudas, también conservamos, como puntos culminantes de las celebraciones, los banquetes y las reuniones familiares.
Nosotros no hemos querido dejar que el paso del tiempo encierre en el baúl del olvido algunas costumbres salamantinas como la Fiesta de Mozos de El Cabaco, la Fiesta de Quintos en la Nochebuena de Hinojos de Duero, la Cena de San Silvestre en Aldea del Obispo o los aguinaldos de Villavieja de Yeltes.
Los buenos ritos, merece la pena conservarlos, alegres villancicos que se entonaban por las calles para pedir el aguinaldo, y en las misas del Gallo y de Navidad. Los instrumentos, aunque menos rurales, mantienen la misma esencia. A día de hoy, aún se tañan las panderetas, zambombas, o castañuelas.
Nosotros para 2016 queremos nuevas experiencias, pero manteniendo costumbres populares tan bonitas como la cena de Nochebuena, al calor de una buena chimenea con abuelos y familiares.
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¡Feliz año amig@s!